Las relaciones s3xuales son de esos placeres que genera adicción; cuando se interrumpe la vida s3xual activa mantenida por años, se generan consecuencias en tu cuerpo y cerebro por no tener sexo.
Vivir por muchos años sin s3x0 no es una enfermedad; se puede estar en abstinencia aunque es difícil mantenerse así, aunque el cambio de llevar una vida s3xual satisfactoria a una nula tiende a generar malhumor,
entre otros problemas, explica el consejero y terapeuta s3xual, Eduardo Ramos Cuevas, de la Asociación Mexicana para la Salud 3exual.
El cuerpo lo reclamaCuando se ha llevado una vida s3xual activa que se deja de disfrutar por varios años, el cuerpo resiente los efectos del s3xo en el organismo, generando riesgos de infarto, esto porque la actividad sexual es uno de los mejores ejercicios cardiovasculares que se puede practicar, afirman investigadores de la Universidad de Tufts, en Massachusett, Estados Unidos.
Esta práctica es un excelente generador inmunoglobulina A (IgA); la frecuencia s3xual, por lo menos dos veces por semana, eleva hasta 30% los niveles de este anticuerpo hallados en saliva y mucosas corporales, mismo que protege contra resfriados y otras infecciones.
Para los hombres, dejar de tener relaciones s3xuales es un factor de riesgo para desarrollar cáncer de próstata, ya que diversas investigaciones confirman que eyacular frecuentemente, cinco veces por semana, tiene un efecto preventivo en hombres de 20 a 50 años.
Cerebro inhibe algunas funcionesHay áreas concretas en el cerebro que intervienen en el comportamiento s3xual provocando la sensación de bienestar por todas las hormonas segregadas, por ello, ante la inactividad se dejan de producir tales sustancias lo cual afecta el estado de ánimo, toma de decisiones y memoria.
Con el s3x0 se libera dopamina un neurotransmisor con el cual se mejora la atención, controla los impulsos, la motivación y recompensa. La prolactina considerada como la hormona de la saciedad y la responsable de la secreción de leche.La oxitocina, llamada hormona del amor, se encarga de fortalecer los lazos afectivos románticos y sociales; andrógenos influyen en el humor, excitación y en la percepción de la pareja.